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martes, febrero 22, 2011

EL GILIPOLLAS DEL MES. FEBRERO: MUAMAR EL GADAFI.

Tenía en cartera a Trinidad Jiménez para el galardón de este mes de febrero -lo reconozco-  por su inutilidad intínseca, por su compulsivo toque de melena y por su demostrada incapacidad para sacar a los españoles de los países asolados por la revolución "de las redes sociales", arguyendo la patética excusa de que "en esos países los teléfonos móviles no funcionan". 
Pero tras oir hoy la soflama incendiaria del "líder" libio, televisada y de una hora de duración (Alá nos ampare y nos libre de sucesivos discursos), he decidido cambiar el pronóstico. El "líder" libio se dedica a bombardear civiles con fuego escupido por aviones de combate Mig 25 de fabricación soviética, a hablar de la tumba de su abuelo, a alzar los brazos como si acabara de marcar un gol, y a calificar a los manifestantes como "perros infieles borrachos y drogadictos". Y mientras eso sucede a menos de tres horas de avión, la hipócrita y decadente Europa, vergonzante y pasiva ante tamaño genocidio, "sigue con atención" los acontecimientos. Ahora a no hacer absolutamente nada se le llama "seguir los acontecimientos". Dan ganas de vomitar. Y el otro líder, el planetario Obama, premio Nobel de la Paz por sus intenciones -que no por sus hechos-, callado como un muerto.
Gadafi, el banquero de los terroristas de Lockerbie, es el gilipollas del mes, porque aparte de ser un asesino, es un demente que vive desde hace 42 años fuera de la realidad y ni siquiera es consciente de ello. Aunque no se si no serán más gilipollas que él (que ya es decir) los líderes occidentales. Decididamente, el mundo occidental está perdiendo el último tren de su supervivencia en política exterior. Podía haber apoyado de verdad el grito de libertad de egipcios, tunecinos, marroquíes, argelinos o libios, podía haberse dejado de palabrería y haber mandado observadores, asesores y consejeros, podía haber apoyado el incipiente movimiento por la democracia con ideas y con dinero, pero prefiere callar ante los estertores de los últimos dictadores del planeta, sin iniciativa alguna, cautivo quizá de su suministro diario de barriles de Brent, esclavo de su dosis como un drogadicto sin futuro.
Ahora los imanes saben que tienen vía libre. Vía libre para incendiar conciencias y para extender el virus religioso por países que hasta ahora se habían librado de él. Ahmadineyah sonríe bajo su traje gris. Tiembla, vieja Europa, tiembla.




2 comentarios:

Gilraen dijo...

Y tanto que vamos a temblar... uff

LAS RUINAS DE ISENGARD dijo...

Las mujeres más (alguna ventaja tenía que tener esto de ser hombre...) ^_^