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miércoles, diciembre 29, 2010

SUDÁN

Sudán es uno de esos países que a los europeos nos importan un carajo. Sí, se de sobra que les preocupa más la subida de la luz de pasado mañana, pero si les digo que fue el árido suelo sudanés el que nos dejó la brutal imagen de la izquierda, seguro que me leerán con más atención. La mayoría ni sabría situarlo en el mapa. Su extensión territorial viene a ser como cinco veces la de España, y tiene una población que ronda los 42.000.000 de habitantes (inferior a la de España, que roza los 46.000.000). Es decir, que para su extensión, es un país prácticamente desértico. Hace poco salió de una guerra civil que duró veintitrés años y que dejó cientos de miles de muertos. 

Sudán es un país desangrado, golpeado por guerrillas comunistas, teletransportado al medievo por los islamistas que han implantado la sharia como ley nacional.

Sudán es un país dividido: el norte es musulmán, de raíz árabe, y el sur es cristiano, de raíz africana. Actualmente el gobierno del país es islamista. Por beber alcohol, te aplican 40 latigazos y una multa (al cambio) de 20 dólares. Sudán es un país en el que pueden pegarte un tiro en la cabeza y dejarte en una cuneta, y nadie se lleva las manos a la cabeza. O lo más probable, pueden matarte de un machetazo, porque allí tu vida vale menos que una bala de kalashnikov. Queridos lectores, nada diré de la situación de las mujeres en Sudán, no quiero amargarles los turrones...

El próximo referéndum que se va a celebrar en Sudán pretende decidir sobre la independencia del sur. Si gana el "si", Sudán se escindirá en dos países diferentes, uno islámico, ávido de regresar al siglo XII, y otro poblado por cristianos, pro-occidental. Resultado: millones de personas están emigrando a toda prisa hacia el sur. Cargados con sus escasas pertenencias, con maletas de cartón, con colchones, en burro, en carro o andando, se dirigen hacia lo que puede ser un futuro mejor bajo la mirada vigilante del Ejército y del aparato represor del Estado islámico.

A pesar de las declaraciones oficiales del gobierno sudanés y de sus aliados, las pocas organizaciones no gubernamentales que trabajan en el país (mayoritariamente de corte cristiano, formadas por religiosos que a diario se juegan la vida mientras los purpurados de la jerarquía católica se hartan a decir chorradas) están más que preocupadas, porque las surrealistas declaraciones del presidente Al Bachir -un asesino de masas transformado ahora en pacificador-, hechas de cara a la galería, esconden una brutal radicalización del régimen, y lo que ahora es un éxodo puede convertirse en una limpieza étnico-religiosa, en un lejano genocidio, de esos que son noticia de telediario durante tres días y luego caen en el olvido.

Ojalá todo salga bien y sea un proceso pacífico. Pero no olvide que mientras celebra el año nuevo sentado en su cómodo y europeo sillón, millones de personas agotadas se juegan la vida por cruzar la línea que separa el terror de la libertad.

miércoles, diciembre 22, 2010

LA GILIPOLLAS DEL MES. DICIEMBRE: ÁNGELES GONZALEZ-SINDE.

"El Gobierno está plenamente convencido y comprometido con la propiedad intelectual, es fundamental para el desarrollo económico de nuestra industria cultural", ha defendido al salir del pleno del Congreso, después de que ayer el PSOE no pudiera reunir el apoyo suficiente en la Cámara Baja para sacar adelante la llamada "ley Sinde". 
A la pregunta de si se podrá aprobar en el Senado, la ministra -con su habitual rictus de desdén y pasotismo- se ha limitado a garantizar que "el Ejecutivo seguirá trabajando en la defensa de la propiedad intelectual y en las posibilidades de desarrollo de las industrias culturales, que son muchas en nuestro país" (sic). 


Después de pactar los Presupuestos con PNV y CIU, el Gobierno al que pertenece la Sra. Sinde-scargas (también conocida como Sinde-rechos) ha sido incapaz de pactar su propio pufo normativo dirigido a la línea de flotación de la red de redes y que iba incluido de rondón en el proyecto de ley de Economía Sostenible
No entraré hoy en el abrupto análisis de lo sostenible, cuestión a la que ya me dediqué en otro de mis recientes ataques de histeria. Hoy el tema es otro. Hoy otorgamos un galardón.
Si la Ley de Presupuestos supone un auténtico desastre económico para este país -que lo es, pues ya parte de premisas superadas por la realidad-, y aún así ha obtenido el apoyo de otros grupos parlamentarios (aunque cierto es que poderoso caballero es don dinero), imagínense el nivelazo que debe tener el trabajo legislativo de la Sra. Sinde para que no haya recabado el apoyo de nadie, incluso después de 10 horas de arduas negociaciones durante toda la jornada de ayer. Solamente el de los diputados del PSOE que, obedientes hasta la náusea, serían capaces de votar a favor su propia pena de muerte si fuera el gobierno quien les pusiera en tal tesitura.


La ministra González-Sinde, este ser que entiende la cultura como una mera industria cuyo objetivo primordial es colocar en casa a los artistas y a entidades pseudomafiosas como la $GAE; esta señora a la que no se le conoce más gestión cultural que la relacionada con los derechos de autor (como si no existieran más problemas en la cultura), ha hecho el gilipollas repetidamente. Y me explico. 
Primero, aceptando un nombramiento para el que estaba inhabilitada por flagrante incompatibilidad, pues era accionista mayoritaria de una sociedad de promoción cultural que hincaba graciosamente el diente -o aspiraba a ello, oye- en el pastel subvencional (bien es cierto que luego puso el paquete a nombre de algún familiar de tercer grado, con lo cual, muerto el perro se acabó la rabia, o el que hizo la ley hizo la trampa...).
Después, no sólo no poniendo coto a decisiones anteriores tan sectarias como increíbles, sino fomentándolas (como el definitivo desguace del Archivo General de la Guerra Civil de Salamanca).
Posteriormente, con el ridículo internacional del canon digital, que ha acabado en una sentencia anulatoria dictada por el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas (que la SGAE deliberadamente incumple); y por último, con una derrota parlamentaria que ha hecho sonrojarse a todo el grupo socialista. Pero por si todo eso no fuera poco, la tía saca pecho (dentro de lo que cabe) y anuncia orgullosa que ella no piensa dimitir. Pues mejor, así nos reiremos más.


Decididamente -y prescindiendo de la alergia que personalmente le tengo-, se ha ganado por méritos propios el título de Gilipollas del Mes


Feliz año nuevo, Sra. Sinde.





"-Sra. Ministra ¿ha pensado en dimitir?
-No, no he pensado en dimitir ¿y usted ha pensado en dimitir? (al periodista)."
Todo un talante.





(Nota: el autor del presente comentario es autor -valga la redundancia-, con varias obras publicadas, está radicalmente en contra del canon digital, descarga de internet (a través de páginas P2P de intercambio de archivos) lo que quiere y más -eso sí, para uso personal y sin ánimo de lucro- y no necesita ninguna reina del sectarismo que defienda -presuntamente- sus derechos de autor. Que ya se los defiende él solo).




miércoles, diciembre 15, 2010

LA INSOSTENIBLE SOSTENIBILIDAD

De un tiempo a esta parte vengo escuchando a mucha gente (veeenga, vale... sobre todo a los políticos) hablar de "sostenibilidad". Cualquier idea peregrina, adornada con el calificativo "sostenible" adquiere otro cariz, como si se revistiera de un aura que la hiciera digna de ser escuchada, y hasta considerada.
Mientras mi espalda sigue en estado de alarma, he sufrido hoy en Onda Cero a Jesús Caldera, ex-ministro de Trabajo -recordado por sus inigualables cifras de paro, sólo superadas por Celestino Corbacho- y ahora "agente" reflexivo y pensante del PSOE. Que digo yo que debe ser el único que reflexiona dentro del PSOE... Pero que va, ni eso. Porque si reflexionara de verdad ya se habría ahorcado con su propia corbata. 

Pues bien, Jesús Caldera, desde su apartada atalaya de reflexión suele utilizar ese adjetivo con profusión. Sostenible. Lo dice y parece que cada letra le llena la boca como si degustara una tapa de micuit de pato al vino tinto dulce de Monastrell: sos-te-ni-ble. Porque otra cosa no se, pero a Caldera se le da de miedo comer bien. Pregunten, pregunten por los restaurantes de José Abascal, Miguel Ángel o Zurbano. Se sorprenderán de lo bien que come un socialista.

Por cierto, menudo viajecito se ha pegado el amigo, reflexionando en Nueva York con Felipe González, Carmen Chacón, Bill Clinton... La progresía internacional unida de la manita para cambiar el mundo. Un personaje -Caldera- que fue incapaz de ordenar la inmigración cuando esta era su máxima responsabilidad en el Gobierno de España (recordemos que fue Ministro de Trabajo e Inmigración cuando se institucionalizó el "papeles para todos"), ahora va pontificando por el mundo sobre cómo ordenar la inmigración mundial. No me digan que no es kafkiano. Así le miraba Clinton, girándose hacia su vecino de asiento con cara de pensar "¿Y este pavo que habla quién coño dices que es?"

Todo sería infinitamente más sostenible si el Sr. Caldera se pagara esos viajes de su bolsillo, en vez de tirar de las subvenciones gubernamentales que sostienen su atalaya de pensamiento y que financiamos usted y yo.

Caldera ya se ha aburrido del Plan del Oeste y ahora se dedica a disertar sobre la sostenibilidad, sobre el medio ambiente, sobre el cambio de modelo económico (como si un modelo económico fuera algo que se cambia en tres días por un gobierno de inoperantes). Y su partido (que a estas alturas ni es socialista, ni es obrero, y tampoco se qué decirles sobre su españolidad), al igual que el gobierno que sustenta, se dedica a lo mismo: a predicar la sostenibilidad sin creerse una palabra de su propio discurso. De otro modo no llorarían en Bruselas por mantener las subvenciones al carbón -la energía más contaminante y menos rentable que hay- mientras le dan un tajazo sobrecogedor a las subvenciones aprobadas hace unos años en favor de las energías renovables, y al calor de las cuales un nutrido grupo de empresarios se arriesgó a invertir su dinero. El mismo grupo de empresarios que va a ver cómo su inversión se va a la mierda gracias al gobierno. 

Para tranquilizar su conciencia, el Presidente inelegido -Rubalcaba- retrocede y reconoce que aquí para investigar, innovar y -en definitiva- cambiar el modelo productivo, más vale que ponga la pasta el sector privado, porque lo que es el público... En fin, es ahí, en esas citas, en esos discursos, cuando a los empresarios se les llama "emprendedores". En otras ocasiones esos mismos empresarios se transforman en boca de los políticos en otra cosa muy diferente: en especuladores.

Por cierto, el Plan del Oeste debió quedar enterrado en un nicho sostenible y biodegradable, porque el oeste de la provincia de Salamanca, después de recibir muchas promesas (eso sí, justo antes de las elecciones) no ha visto ni un euro... ni una raspa de micuit. Todo el plato se lo comió Caldera.


Para Irene, que me abrió los ojos.

jueves, diciembre 09, 2010

LA MUERTE DE LA LIBERTAD

Los comienzos del siglo XXI están trayendo oscuros nubarrones que nadie esperaba cuando hace poco más de 10 años, salíamos a la calle a festejar las campanadas que inauguraban el milenio. A la crisis económica más extrema desde 1929 se une una profunda crisis de identidad y de valores que está penetrando en todos los estratos sociales como el aceite en el pan. Y no me refiero a los poderes públicos, no. Estos saben bien adónde tienen dirigida su brújula. Me refiero a la ciudadanía, a la gente de la calle. La sociedad europea está más perdida que un pulpo en un garaje, ocupada en muchos casos en no perder su trabajo, en que su piso no sea embargado por el banco que ayer le daba todo tipo de facilidades, ocupada al fin y al cabo, en llegar a fin de mes.
Es justamente en momentos económicamente duros como éste, cuando los poderes públicos aprovechan para meter la tijera en las conquistas y en la libertad ganadas en las épocas de bonanza. Nos lo venden, talmente como si fuéramos imbéciles, como medidas necesarias: reducciones de sueldos para algunos, congelaciones de pensiones para los que menos renta tienen, mayores facilidades para despedir a los de siempre mientras los poderosos siguen disfrutando de sus contratos blindados, subidas de impuestos que crujen más a los que menos tienen... Pero los recortes de libertad no se ciñen a lo económico. Se nos recorta la libertad en todos los frentes: al albur de la seguridad vial, se nos cruje a multas y se sancionan comportamientos que deberían ser patrimonio exclusivo de la responsabilidad de cada uno. Porque es cierto que programar el GPS en marcha es arriesgado, pero también lo es viajar con niños en los asientos de atrás, fumar mientras conduces, cambiar el CD en marcha o que tu copiloto vaya contándote la película del día anterior... Al paso que vamos, se prohibirá hasta llevar la radio encendida, porque es un claro factor de distracción: en resumen, se culpabiliza al ciudadano de todo, y se le sanciona por todo. Con la paranoia del tabaco ocurre igual; ahora resulta que el Estado -ese que recauda miles de millones en impuestos a costa del tabaco- se preocupa por la salud de "sus" ciudadanos y decide que no son lo suficientemente mayorcitos como para decidir libremente si fuman o no. Es más gratificante para el poder haber permitido décadas de publicidad en todos los medios, incluso haber participado en el sector por medio de Tabacalera, captando jugosos beneficios, y ahora que tenemos a media población enganchada, quitarles el caramelo de la boca llamándoles inconscientes e irresponsables y preparando -cómo no- contundentes sanciones económicas para aquellos que transgredan el nuevo orden derivado del gran hermano que nos vigila. 
Estos recortes de libertad son anecdóticos al lado de otros que estamos viendo en los últimos días. Porque lo que estamos viendo en los últimos días es un puñetazo del poder sobre la mesa, un puñetazo sin disimulos, sin siquiera guardar las formas. Esa y no otra debe ser la interpretación que debe darse al actual estado de alarma -decretado en ausencia del rey y bajo serias dudas de constitucionalidad- bajo el que vivimos en España desde el pasado día 4 de diciembre. Si, sé que es fácil (y hasta apetitoso) echarle la culpa a los controladores. Es cierto que se han pasado quince aeropuertos, pero lo de este puente huele a estrategia del poder. Me explico. Si quiero conseguir un determinado estado de opinión, no tengo más que provocar una situación, y luego salir "al rescate" de la ciudadanía con medidas excepcionales que, no sólo no encontrarán oposición social, sino que encontrarán todo el apoyo de la masa lanar que no se entera de la misa a la media. Los controladores llevan años puteados por este gobierno que ha tenido seis años para negociar un nuevo convenio y que en todo ese tiempo no ha hecho n-a-d-a, aparte de machacarlos mediáticamente y de recortar por decreto todos sus derechos laborales, retributivos, sociales, sindicales y de toda índole. Y todo con el mismo argumento: son un colectivo privilegiado (señores notarios, prepárense...). El viernes 3 de diciembre -es decir, en vísperas del puente más largo del año- el gobierno aprobó otro decreto más con otra vuelta de tuerca que -se sabía- iba a hacer explotar la situación, como así fue. Y así se entiende que Zapatero cancelara apresuradamente su asistencia a la Cumbre Iberoamericana el día anterior, dejando al rey tirado en aquél foro de grandilocuentes que jamás resuelven nada. Lo demás, ha venido de corrido, y además ha sido "gestionado" por el mayor manipulador, tergiversador y engañabobos que ha parido la democracia española, el Sr. Pérez Rubalcaba, héroe de todos aquellos que se quedaron colgados el fin de semana pasado en un aeropuerto.
Me pregunto qué pasará cuando se levante el estado de alarma, porque el problema con los controladores no está ni mucho menos resuelto, y amenaza con repetirse. Con repetirse y con extenderse a otros trabajadores  -como los pilotos- de un sector cuya cúspide es AENA, que ha sido la joya de la corona de la economía española, y que en la actualidad está en una situación extremadamente cercana a la insolvencia, con una deuda de 13.000 millones de euros y a las puertas de una privatización salvaje que va a permitir a alguna multinacional europea o americana hacerse con el pastel de la red aeroportuaria española. Aunque bien mirado -y dado que la zoociedad española está encantada-, también podríamos prorrogar el estado de alarma sine die, y así resolvíamos definitivamente el problema de los controladores...
Los coletazos del poder cuando alguien se le acerca de verdad y destapa sus vergüenzas son para echarse a temblar. Lo hemos visto en el caso "controladores" y lo estamos viendo -a nivel internacional- con el caso Wikileaks. Ha sido poner contra las cuerdas a las cancillerías de los Estados más potentes del mundo mundial, y la reacción ha sido fulminante: el poder le ha cortado de raíz la financiación a Wikileaks, ha presionado salvajemente a grandes empresas como Mastercard, Visa, Amazon, Google o Facebook para que boicotearan y aislaran ipso facto a los que han osado desvelar las vergüenzas de los poderosos, sus tejemanejes, sus coacciones, sus chantajes y sus amenazas (que otros llaman "diplomacia"). Y como guinda, se detiene al responsable de Wikileaks, Julian Assange, bajo unos confusos cargos sexuales que mueven a la risa y que están siendo "sustanciados" por la justicia sueca, que en el pasado ya ha dado muestras de actuar al dictado de lo que EE.UU. ordena y manda (me remito al alucinante juicio a los creadores de The Pirate Bay).
Pero si alucinante es que la justicia sueca se preste a semejante dislate, más lo es que la Interpol acepte emitir una orden de busca y captura internacional, que se persiga a Julian Assange como si fuera el más peligroso de los criminales, y peor aún, que se le niegue la libertad condicional alegando que “carece de una dirección física en el Reino Unido". La actuación de la marioneta sueca, teledirigida por EE.UU., es simplemente de risa, de pantomima siniestra, de triste teatro de barrio. Pero increíblemente, está ocurriendo.
Julian Assange puede ser muchas cosas, y nadie se mete a discutir sus hábitos o sus costumbres sexuales. Pero la razón por la que está en este momento en una cárcel inglesa no tiene nada, absolutamente nada que ver con un delito sexual. Está siendo detenido por ser la cabeza visible de WikiLeaks, una página que no ha robado ninguna información, no ha hackeado ningún sistema ni saltado ninguna protección: una página que lo único que ha hecho es dar garantías de confidencialidad a quienes siguiendo sus estándares éticos o morales quisieran romper la cadena de autoridad y denunciar cosas que consideraban mal hechas, y distribuir la información obtenida entre distintos medios de comunicación. Julian Assange es la última víctima de los coletazos de un sistema, el de la política en la oscuridad, el de las tinieblas del poder, el de las alcantarillas de la política, que lucha por mantener sus insoportables y asquerosas prebendas históricas. Lo sucedido a Assange representa la máxima bajeza a la que el poder es capaz de llegar para mantener sus privilegios, por seguir gobernando desde la opacidad, al margen de la opinión de los ciudadanos, sin rendir cuentas absolutamente a nadie. 
El poder se defiende como una pantera en celo... y la sociedad no se entera, preocupada por su hipoteca, por su recibo de la luz, por su trabajo precario, y hábilmente entretenida por la telebasura, el fútbol y la ignorancia colectiva.

viernes, diciembre 03, 2010

UNA JAULA DE GRILLOS

Señores, miren que trato de no ser negativo, pero es que esto no tiene remedio. Nuestro recién remodelado gobierno (aunque parece que hiciera años que se remodeló) sigue siendo una jaula de grillos. El presidente sigue flotando en su burbuja psicotrópica -las malas lenguas señalan que literalmente se come los tranquilizantes; de ahí esos baches de melancolía seguidos de agudos picos de euforia- y hasta Rubalcaba ha perdido fuelle: le ha durado el ímpetu tres semanas. Elena Salgado está demacrada (pero eso sí, luce un peinado impecable). Pepiño -antaño omnipresente- ya ni aparece. Y los demás ministros ya no salen en los medios. No nos engañemos, ninguno de ellos cuenta una mierda para nada. La única feliz de la vida es la Sra. De la Vega, que se ha quitado todos los marrones de una tacada y disfruta de su puestazo vitalicio en el Consejo de Estado y de sus 148.000 euros anuales (productividad aparte). Qué bonita es la austeridad, cuando se aplica en los demás...
El eje París-Berlín mantiene su hegemonía en la Unión Europea y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel -a pesar de algunos desacuerdos concretos- siguen cocinando todas las iniciativas para anclar al euro en un terreno más firme. Ello sin duda influye en los parientes pobres de la Unión Europea, entre los que ocupamos un lugar de honor. 
España ha pasado a ser un segundón, o peor, en el panorama europeo e internacional. De haber entrado en el euro por la puerta grande hace no tantos años, de ser el motor europeo de toda la vertiente mediterránea y de tener unas cifras de desempleo, déficit y crecimiento económico envidiables durante el período 1996-2003, hemos pasado a ser un Estado al borde de la quiebra técnica, intervenido "de facto". Un país cuyo presidente se dedica a viajar sin rumbo por el planeta: hoy nos vamos a Libia, por la tarde pedimos el Mundial de Fútbol en Zurich (sin éxito, porque nuestro crédito exterior es cero), mañana nos vamos a Hispanoamérica, pasado mañana nos arrepentimos y cancelamos la intervención en la Cumbre Iberoamericana, dejando allí tirado al Rey y volviendo a España con el desconcierto general de toda la prensa que acompaña a Zapatero en sus viajes... Zapatero ya no sabe ni la hora en la que vive y hace tiempo que ha dimitido de sus responsabilidades en política económica, porque él ya no dirige nuestra política económica: se limita a anunciar lo que le dicta el Eurogrupo y a sonreir o a poner ese gesto suyo, estudiadamente grave, según la situación. Bien podía meterse su sonrisa por ese punto donde no alcanza a ponerse nunca el sol.
Después de negar por activa y por pasiva la existencia de un Plan B y la necesidad de nuevas medidas (la última vez en una amplia y surrealista entrevista en El País de hace apenas 10 días), antes de ayer el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, recibió las oportunas instrucciones sobre lo que debía hacer y acto seguido anunció un nuevo paquete de medidas. Zapatero ya miente sin sonrojarse, porque todo le da igual: el país le importa un carajo, los españoles le importan una mierda, su carrera política está acabada y tiene perdidas todas las elecciones de aquí al siglo XXII. El comienzo ha sido el desastre catalán, al que seguirá otro desastre mayor en las municipales y autonómicas de 2011. Y perderá las generales, las convoque cuando las convoque. El nuevo paquete viene impuesto por el "gabinete" constituido como núcleo duro de la Unión Monetaria, en el que, además de los dos mandatarios de Francia y Alemania, se encuadran el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy; el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso; el presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet y su tocayo, el presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker. Seis políticos, todos ellos conservadores, que el domingo pasado, poco antes de que se reunieran el Eurogrupo y el Ecofin, estudiaron las posibles salidas para los países que se encuentran en la segunda línea de fuego de la actual crisis financiera, España e Italia, lo que explica que la tercera y cuarta economías de la Eurozona fueran obviadas en esta reunión.
Las circunstancias de la agenda internacional permitieron que, un día más tarde, se produjera un careo entre los responsables de las instituciones europeas y Silvio Berlusconi, José Sócrates y José Luis Rodríguez Zapatero, durante las sesiones de la cumbre Unión Europea-África que se celebraba en Trípoli. Por cierto, que este encuentro se estaba produciendo en el momento en el que el presidente del Gobierno español debía dirigirse a la asamblea, dando lugar a que fuera la patética ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, quien, sin haberse preparado absolutamente nada, leyera -llena de vacilaciones y de errores de dicción- las "aportaciones" españolas a la cumbre. A Zapatero le condicionan hasta sus intervenciones públicas.
De la reunión entre los tres primeros ministros meridionales con Van Rompuy y Durao Barroso salió la conclusión de que las medidas de ajuste anunciadas por los respectivos gobiernos y los rescates financieros de Grecia e Irlanda no han sido suficientes para frenar los ataques contra el euro. Ante esta constatación, la urgencia de nuevas medidas en los países más vulnerables para dar seguridad a los mercados cobra una evidencia palmaria. Aunque el primer efecto de dicha reunión por parte española (la insistencia en la apelación al Banco Central Europeo para que adquiera deuda soberana de los países más comprometidos -que hizo Rodríguez Zapatero antes de salir de Trípoli-), no cayó en saco roto, llegaron las advertencias del "gabinete" sobre nuevas medidas económicas que avalen el ajuste prometido por las autoridades españolas en el Plan de Austeridad y que se cifran en un déficit del 6% para 2011.
Esa urgencia ha sido la causa de que el presidente del Gobierno haya dado a conocer el grueso de las medidas de repente, con casi todos sus ministros enterándose de las mismas por la prensa y con una Ministra de Economía que huye de la prensa en los pasillos del Congreso como gato escaldado porque ya no sabe ni qué decir: cada vez que habla, es desmentida dos horas después por su jefe. Hoy el Consejo de Ministros aprobará esas medidas (y alguna más que no ha trascendido), que fueron anunciadas por el de facto dimitido presidente días atrás en un trámite parlamentario de tan escaso fuste como las preguntas rutinarias de la oposición en la sesión de control de los miércoles, en el Congreso de los Diputados.
En este marco incomparable, tenemos al vecino de abajo dando por saco cada día con más eficacia: el dictador Mohammed VI huele la debilidad hispana igual que una hiena huele la sangre. Y ahora Marruecos, después de forrar indiscriminadamente a hostias a miles de saharauis y de sacar pecho por ello, dice que "revisará las relaciones con España en todos los frentes", molesta por las más que tibias críticas formuladas a la limpieza étnica desarrollada en el Sahara. Tiene cojones. Es inaudito que sea Marruecos quien nos lance estos órdagos sin respuesta por parte del Gobierno español, cuando debería ser éste el que revisara de inmediato todas sus relaciones con Marruecos, sobre todo después de que su "rey" -ese personaje corrupto  que se permite el lujo de mirarnos por encima de su real hombro- haya anunciado una "marcha reivindicativa" sobre Ceuta en los próximos días. ¿Se imaginan ustedes si España organizara una "marcha reivindicativa" sobre Rabat? Pero aquí todos callan, porque no tienen cojones de incomodar al moro. No, no se trata de incrementar la presencia militar en Ceuta ni de llevar un portaaviones a Algeciras, pero España debería pegar un puñetazo en la mesa, cortándole el grifo económico a Marruecos pero ya, o incluso cerrando el Estrecho. Sí, cerrando el Estrecho al tráfico marítimo extracomunitario de mercancías; que se jodan, que quintupliquen sus costes y que tengan que pasar sus naranjas a la península por avión. Pero el moro los tiene bien agarrados, y seguramente el 11-M (recordemos que casi todos sus autores fueron marroquíes) tiene algo que ver en esa cobarde y vergonzosa actitud.
Otro de los efectos de la reunión de Trípoli es menos explicable: las acusaciones más o menos explícitas formuladas por Elena Salgado contra Angela Merkel por la susceptibilidad del Gobierno alemán con la situación real de España y sus propuestas de una mayor implicación de los tenedores de deuda (especialmente el sector financiero),  que afectaría de lleno a los bancos y las cajas españoles. Típica pataleta de niño pequeño, emitida para consumo interno y para tratar de calmar a unas bases del PSOE a las que, entre lo del Sahara y lo de las medidas, se les salen los ojos de las órbitas. Una pataleta que la canciller alemana seguramente se pasará por su germano arco del triunfo, porque ella está por encima de lo que diga la Sra. Salgado. Probablemente su pensamiento será "¿Wer ist Salgado...?".
España se ha convertido en un cero a la izquierda. No, este escribiente no añora los tiempos del amigo Ansar, aquellos tiempos en los que el faraón ponía sus imperiales pies sobre la mesa del rancho tejano de Bush sin que se le despeinara la mata engominada. Pero los palos que estamos recibiendo en estos años nos están hundiendo tan abajo, que vamos a tardar décadas en salir de este desastre (si es que algún día salimos). Sinceramente, visto lo visto y puestos a comparar, con sus errores y su prepotencia, en el fondo prefería al faraón Ansar. Por lo menos había un rumbo claro (discutible, sí, pero rumbo), y no se reía de nosotros medio mundo en nuestra cara...