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viernes, julio 01, 2011

CRÓNICA DE UNA DECEPCIÓN

Ángel Gimeno Marín fue candidato por la Federación Socialista a las autonómicas madrileñas pero no logró los avales necesarios. Ahora, ha decidido  abandonar el PSOE después de más de 30 años de militancia. Gimeno era miembro del Comité Regional del  PSOE por la Agrupación Fuencarral en Madrid. Pero el Sr. Gimeno tiene algo que le diferencia de muchos de sus compañeros de partido: es profesor, ingeniero, economista, empresario, miembro de Greenpeace y ex consejero de Economía y Hacienda de la Diputación General de Aragón. Un político formado, preparado, no como la mayoría de los ministros y ministras que tenemos actualmente en el gobierno, politiquillos profesionales sin oficio ni beneficio. Pues bien, merece la pena dedicar dos minutos a leer su comunicado de despedida del PSOE. No tiene desperdicio. Se pueden decir las cosas más altas, pero no más claras. Y alguien -si tuviera la capacidad de autocrítica necesaria- debería hacérselo mirar...
 
 COMUNICADO

"Fue un deseo utópico intentar cambiar el Partido Socialista de Madrid de los Zerolo, Segovia, Tomás Gómez, Barranco, Trinidad Rollán, Lissavetsky, etc., al igual que el PSOE de  Zapatero, Alonso, Pajín, Valenciano, Aído y tantos otros, pero mereció la pena.
Hoy lo tengo muy claro. Hay que ayudar a cualquiera  que pueda sacar a Zapatero de la Moncloa,  llámense PP, UPyD o IU.
Hoy me  voy con la conciencia tranquila, tras haber  intentado aportar catarsis a un Partido en el  que la mediocridad se ha instalado tanto en su cúpula como en toda la organización y en el que  nadie denuncia que Zapatero se ha cargado el  trabajo de los españoles a lo largo de cuarenta  años.
El Sistema Político Español no  puede sostenerse al haber entrado en quiebra todas y cada una de sus instituciones. Nos hemos cargado el modelo productivo y  el Estado de las Autonomías, la educación tiene  perfiles tercermundistas, el Estado del Bienestar corre serio peligro y la partitocracia  se ha convertido en el peor enemigo de los españoles.
El pésimo nivel de nuestros políticos, con corrupción por todas partes, sumado al absentismo de la sociedad civil y la pérdida de todo tipo de valores pintan un horizonte negro como en ningún país europeo.

Hay que empezar un nuevo ciclo de  nuestra vida política y económica antes de que sea demasiado tarde. Habría que someter a Zapatero a un proceso de impeachment, con  mayores motivos que los aducidos en EEUU contra  Nixon.

Si Zapatero está enfermo, o  presenta graves síntomas de estar enfermo, no puede continuar al frente del Gobierno, porque ha debilitado la unidad nacional, hace el ridículo con su política exterior y cada vez que habla es mayor el desprestigio de España. No podemos permitir que un sentimiento de impotencia ante una pésima forma de gobernar hipoteque nuestro futuro y el de nuestros hijos.

Hay que cambiar todo de nuevo, especialmente nuestra forma de participar en la vida política.

Hace falta crear la masa crítica política suficiente para reformar y regenerar nuestras instituciones cambiando nuestra forma de vivir, de trabajar y defender nuestros legítimos intereses. Hace  falta salir a todas las calles en manifestaciones pacíficas a lo Gandhi, con un  fin claro: acabar mediante métodos democráticos con el Sistema Político que nos dimos en la  Transición y empezar de nuevo a regenerar España.

El PSOE debe entrar en el  cementerio de los Partidos Políticos cuanto antes. Todas las ideas que un día pudo  tener el PSOE han muerto tras el terremoto de la mundialización. Como lo único que entienden sus cargos es vivir de la política sin querer ver la destrucción de España como nación y el inicio de otro largo periodo de decadencia, hay que reducir su presencia en la vida política  aprovechando todos los procesos electorales.

El proceso de elección de los peores a los más altos cargos del Partido y el Gobierno, dirige inevitablemente al PSOE -con Zapatero al frente- al cementerio de los partidos políticos,  saturado de tumbas dónde duermen el sueño eterno organizaciones políticas que en los dos últimos siglos ilusionaron a pueblos enteros y a las que hoy no recuerda nadie.

¿Qué queda del  comunismo, del anarquismo, de los partidos  radicales? ¿Qué quedará del PSOE tras la dirección de Zapatero? Nada de nada. Ni tan siquiera el recuerdo. Falsedades,  engaños y políticas obsoletas.

Por sus engaños y falsedades, por la renuncia a defender los intereses de sus votantes, por su  travestismo, por desconocer y no intentar comprender la realidad, el socialismo español  camina a su desaparición en el momento en el que el capitalismo ofrece su peor cara. En  la peor crisis económica de los últimos cien años, en vez de afrontarla y combatirla con  planteamientos críticos, se ha dedicado a desarrollar un programa económico impuesto por  los mercados financieros, que ha complementado con un programa social y de cambio de nuestras costumbres calcado del Libro Blanco del Gran Oriente Francés.

Esta desconexión con la  realidad, unida a una navegación sin brújula, sin nadie preparado al frente del Partido y el Gobierno, conduce al PSOE sin remisión al cementerio de los partidos políticos que  terminaron sin ideario, sin doctrina, sin orientación política alguna, pero sobre todo sin ninguna identidad.

Lo peor es que se  está incubando un volcán de ira y violencia en  la sociedad española al igual que sucedió hace noventa años. No podemos permitirlo. La socialdemocracia europea y el PSOE están condenados a desaparecer. En 2002 había en Europa quince gobiernos  socialdemócratas. Tras las próximas elecciones generales en Portugal, Grecia y España, no  quedará ninguno. Han sido incapaces de responder a la crisis económica y lo que es peor, se han hundido en el descrédito popular al aplicar los programas de austeridad decididos por los mercados financieros y la Unión Europea.

La conversión de Zapatero al socialiberalismo, impulsando las privatizaciones, reduciendo los presupuestos a costa del bienestar de los ciudadanos, destinando recursos a la salvación de Bancos quebrados, reduciendo salarios a los funcionarios, congelando las pensiones, preparando el aumento de la edad de jubilación y sobre todo aumentando las desigualdades y la precariedad de los ciudadanos, conducen al PSOE y a España a un callejón sin salida.

No  es de recibo que el PSOE no sepa dirigirse a  millones de ciudadanos en paro víctimas de la mundialización. Es incomprensible que no busque soluciones a las multitudes de obreros desechados por las brutalidades del mundo postindustrial, que no se preocupe por los  excluidos, milieuristas y jubilados en plena  edad activa. Es inadmisible que no hable tan siquiera de ese 43% de jóvenes menores de 25 años que no encuentran  trabajo, ni de las ayer clases medias, hoy amenazadas por la miseria.

La  socialdemocracia es culpable de que sus electores le den la espalda. Hasta  mediados de los 80 cada vez que el capitalismo  avanzaba, los socialistas apoyados por partidos de izquierda y sindicatos, daban respuestas originales mejorando la enseñanza, la sanidad,  derecho a un empleo, Seguridad social, Estado social, Estado de bienestar... Hoy día  ya no queda lo más mínimo de aquella imaginación. La utopía social ha desaparecido de sus pensamientos.

En la mente de los  dirigentes socialistas, al igual que en la de sus electores, el consumismo impera, así como el deseo de enriquecerse lo antes posible. No sólo no van a contracorriente sino que incluso lo defienden mediante la publicidad y los medios de comunicación, manipulándolos a su antojo.

Si hay algo que preocupa a los dirigentes socialistas, es como conservar su puesto y vivir a costa del Partido o los Presupuestos. Ha sido tal su dejadez que han permitido que hoy esté en peligro el Estado del Bienestar y que la sociedad empiece a sentir pánico cuando piensa en su futuro. Para los europeos en general y para los españoles en particular la socialdemocracia está al final de su ciclo político.

No han entendido nada de lo que estaba pasando, mal podían aportar soluciones a los graves problemas de los  ciudadanos. 

España tiene problemas superiores a muchos países europeos y no  puede esperar que se los resuelvan desde fuera. España necesita un proceso de regeneración total, una nueva Constitución, un nuevo modelo productivo y un nuevo Estado del  Bienestar. El proceso a poner en marcha es más importante si cabe que el que se acometió en 1978, tras dotarnos de una nueva democracia.

La mediocridad de los dirigentes actuales del PSOE, con honrosas excepciones, les  inhabilita para dirigir este proceso de transformaciones globales que hoy necesita  España. Continuar en el PSOE actual, es lastrar cualquier posibilidad de colaborar en la  transformación de España.

Por eso me  marcho sin acritud, pero con la conciencia  tranquila, dejando a muchos amigos que desgraciadamente me comprenden, pero no están por librar esta dura y próxima batalla. 

Lo  siento por ellos.

Saludos  Socialistas.

Ángel  Gimeno Marín.
Miembro del Comité Regional del Partido Socialista de  Madrid,  PSM-PSOE.
Profesor,  Economista, Matemático, Ingeniero Industrial y Empresario.
Máster y PADE en Economía y Alta Dirección.
Ex Consejero de Economía y Hacienda de la  Diputación General de Aragón."








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