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viernes, diciembre 03, 2010

UNA JAULA DE GRILLOS

Señores, miren que trato de no ser negativo, pero es que esto no tiene remedio. Nuestro recién remodelado gobierno (aunque parece que hiciera años que se remodeló) sigue siendo una jaula de grillos. El presidente sigue flotando en su burbuja psicotrópica -las malas lenguas señalan que literalmente se come los tranquilizantes; de ahí esos baches de melancolía seguidos de agudos picos de euforia- y hasta Rubalcaba ha perdido fuelle: le ha durado el ímpetu tres semanas. Elena Salgado está demacrada (pero eso sí, luce un peinado impecable). Pepiño -antaño omnipresente- ya ni aparece. Y los demás ministros ya no salen en los medios. No nos engañemos, ninguno de ellos cuenta una mierda para nada. La única feliz de la vida es la Sra. De la Vega, que se ha quitado todos los marrones de una tacada y disfruta de su puestazo vitalicio en el Consejo de Estado y de sus 148.000 euros anuales (productividad aparte). Qué bonita es la austeridad, cuando se aplica en los demás...
El eje París-Berlín mantiene su hegemonía en la Unión Europea y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel -a pesar de algunos desacuerdos concretos- siguen cocinando todas las iniciativas para anclar al euro en un terreno más firme. Ello sin duda influye en los parientes pobres de la Unión Europea, entre los que ocupamos un lugar de honor. 
España ha pasado a ser un segundón, o peor, en el panorama europeo e internacional. De haber entrado en el euro por la puerta grande hace no tantos años, de ser el motor europeo de toda la vertiente mediterránea y de tener unas cifras de desempleo, déficit y crecimiento económico envidiables durante el período 1996-2003, hemos pasado a ser un Estado al borde de la quiebra técnica, intervenido "de facto". Un país cuyo presidente se dedica a viajar sin rumbo por el planeta: hoy nos vamos a Libia, por la tarde pedimos el Mundial de Fútbol en Zurich (sin éxito, porque nuestro crédito exterior es cero), mañana nos vamos a Hispanoamérica, pasado mañana nos arrepentimos y cancelamos la intervención en la Cumbre Iberoamericana, dejando allí tirado al Rey y volviendo a España con el desconcierto general de toda la prensa que acompaña a Zapatero en sus viajes... Zapatero ya no sabe ni la hora en la que vive y hace tiempo que ha dimitido de sus responsabilidades en política económica, porque él ya no dirige nuestra política económica: se limita a anunciar lo que le dicta el Eurogrupo y a sonreir o a poner ese gesto suyo, estudiadamente grave, según la situación. Bien podía meterse su sonrisa por ese punto donde no alcanza a ponerse nunca el sol.
Después de negar por activa y por pasiva la existencia de un Plan B y la necesidad de nuevas medidas (la última vez en una amplia y surrealista entrevista en El País de hace apenas 10 días), antes de ayer el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, recibió las oportunas instrucciones sobre lo que debía hacer y acto seguido anunció un nuevo paquete de medidas. Zapatero ya miente sin sonrojarse, porque todo le da igual: el país le importa un carajo, los españoles le importan una mierda, su carrera política está acabada y tiene perdidas todas las elecciones de aquí al siglo XXII. El comienzo ha sido el desastre catalán, al que seguirá otro desastre mayor en las municipales y autonómicas de 2011. Y perderá las generales, las convoque cuando las convoque. El nuevo paquete viene impuesto por el "gabinete" constituido como núcleo duro de la Unión Monetaria, en el que, además de los dos mandatarios de Francia y Alemania, se encuadran el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy; el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso; el presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet y su tocayo, el presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker. Seis políticos, todos ellos conservadores, que el domingo pasado, poco antes de que se reunieran el Eurogrupo y el Ecofin, estudiaron las posibles salidas para los países que se encuentran en la segunda línea de fuego de la actual crisis financiera, España e Italia, lo que explica que la tercera y cuarta economías de la Eurozona fueran obviadas en esta reunión.
Las circunstancias de la agenda internacional permitieron que, un día más tarde, se produjera un careo entre los responsables de las instituciones europeas y Silvio Berlusconi, José Sócrates y José Luis Rodríguez Zapatero, durante las sesiones de la cumbre Unión Europea-África que se celebraba en Trípoli. Por cierto, que este encuentro se estaba produciendo en el momento en el que el presidente del Gobierno español debía dirigirse a la asamblea, dando lugar a que fuera la patética ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, quien, sin haberse preparado absolutamente nada, leyera -llena de vacilaciones y de errores de dicción- las "aportaciones" españolas a la cumbre. A Zapatero le condicionan hasta sus intervenciones públicas.
De la reunión entre los tres primeros ministros meridionales con Van Rompuy y Durao Barroso salió la conclusión de que las medidas de ajuste anunciadas por los respectivos gobiernos y los rescates financieros de Grecia e Irlanda no han sido suficientes para frenar los ataques contra el euro. Ante esta constatación, la urgencia de nuevas medidas en los países más vulnerables para dar seguridad a los mercados cobra una evidencia palmaria. Aunque el primer efecto de dicha reunión por parte española (la insistencia en la apelación al Banco Central Europeo para que adquiera deuda soberana de los países más comprometidos -que hizo Rodríguez Zapatero antes de salir de Trípoli-), no cayó en saco roto, llegaron las advertencias del "gabinete" sobre nuevas medidas económicas que avalen el ajuste prometido por las autoridades españolas en el Plan de Austeridad y que se cifran en un déficit del 6% para 2011.
Esa urgencia ha sido la causa de que el presidente del Gobierno haya dado a conocer el grueso de las medidas de repente, con casi todos sus ministros enterándose de las mismas por la prensa y con una Ministra de Economía que huye de la prensa en los pasillos del Congreso como gato escaldado porque ya no sabe ni qué decir: cada vez que habla, es desmentida dos horas después por su jefe. Hoy el Consejo de Ministros aprobará esas medidas (y alguna más que no ha trascendido), que fueron anunciadas por el de facto dimitido presidente días atrás en un trámite parlamentario de tan escaso fuste como las preguntas rutinarias de la oposición en la sesión de control de los miércoles, en el Congreso de los Diputados.
En este marco incomparable, tenemos al vecino de abajo dando por saco cada día con más eficacia: el dictador Mohammed VI huele la debilidad hispana igual que una hiena huele la sangre. Y ahora Marruecos, después de forrar indiscriminadamente a hostias a miles de saharauis y de sacar pecho por ello, dice que "revisará las relaciones con España en todos los frentes", molesta por las más que tibias críticas formuladas a la limpieza étnica desarrollada en el Sahara. Tiene cojones. Es inaudito que sea Marruecos quien nos lance estos órdagos sin respuesta por parte del Gobierno español, cuando debería ser éste el que revisara de inmediato todas sus relaciones con Marruecos, sobre todo después de que su "rey" -ese personaje corrupto  que se permite el lujo de mirarnos por encima de su real hombro- haya anunciado una "marcha reivindicativa" sobre Ceuta en los próximos días. ¿Se imaginan ustedes si España organizara una "marcha reivindicativa" sobre Rabat? Pero aquí todos callan, porque no tienen cojones de incomodar al moro. No, no se trata de incrementar la presencia militar en Ceuta ni de llevar un portaaviones a Algeciras, pero España debería pegar un puñetazo en la mesa, cortándole el grifo económico a Marruecos pero ya, o incluso cerrando el Estrecho. Sí, cerrando el Estrecho al tráfico marítimo extracomunitario de mercancías; que se jodan, que quintupliquen sus costes y que tengan que pasar sus naranjas a la península por avión. Pero el moro los tiene bien agarrados, y seguramente el 11-M (recordemos que casi todos sus autores fueron marroquíes) tiene algo que ver en esa cobarde y vergonzosa actitud.
Otro de los efectos de la reunión de Trípoli es menos explicable: las acusaciones más o menos explícitas formuladas por Elena Salgado contra Angela Merkel por la susceptibilidad del Gobierno alemán con la situación real de España y sus propuestas de una mayor implicación de los tenedores de deuda (especialmente el sector financiero),  que afectaría de lleno a los bancos y las cajas españoles. Típica pataleta de niño pequeño, emitida para consumo interno y para tratar de calmar a unas bases del PSOE a las que, entre lo del Sahara y lo de las medidas, se les salen los ojos de las órbitas. Una pataleta que la canciller alemana seguramente se pasará por su germano arco del triunfo, porque ella está por encima de lo que diga la Sra. Salgado. Probablemente su pensamiento será "¿Wer ist Salgado...?".
España se ha convertido en un cero a la izquierda. No, este escribiente no añora los tiempos del amigo Ansar, aquellos tiempos en los que el faraón ponía sus imperiales pies sobre la mesa del rancho tejano de Bush sin que se le despeinara la mata engominada. Pero los palos que estamos recibiendo en estos años nos están hundiendo tan abajo, que vamos a tardar décadas en salir de este desastre (si es que algún día salimos). Sinceramente, visto lo visto y puestos a comparar, con sus errores y su prepotencia, en el fondo prefería al faraón Ansar. Por lo menos había un rumbo claro (discutible, sí, pero rumbo), y no se reía de nosotros medio mundo en nuestra cara...

3 comentarios:

Barbijaputa dijo...

He retuiteao la foto de los pájaros. Ahora voy a leerme el post ^^

LAS RUINAS DE ISENGARD dijo...

Bienvenida, Barbijaputa. Dale a "seguir", y serás una más de la familia (y ya sabes, "la familia es la familia...")

Anónimo dijo...

arabia gracias a francia de europa