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miércoles, diciembre 22, 2010

LA GILIPOLLAS DEL MES. DICIEMBRE: ÁNGELES GONZALEZ-SINDE.

"El Gobierno está plenamente convencido y comprometido con la propiedad intelectual, es fundamental para el desarrollo económico de nuestra industria cultural", ha defendido al salir del pleno del Congreso, después de que ayer el PSOE no pudiera reunir el apoyo suficiente en la Cámara Baja para sacar adelante la llamada "ley Sinde". 
A la pregunta de si se podrá aprobar en el Senado, la ministra -con su habitual rictus de desdén y pasotismo- se ha limitado a garantizar que "el Ejecutivo seguirá trabajando en la defensa de la propiedad intelectual y en las posibilidades de desarrollo de las industrias culturales, que son muchas en nuestro país" (sic). 


Después de pactar los Presupuestos con PNV y CIU, el Gobierno al que pertenece la Sra. Sinde-scargas (también conocida como Sinde-rechos) ha sido incapaz de pactar su propio pufo normativo dirigido a la línea de flotación de la red de redes y que iba incluido de rondón en el proyecto de ley de Economía Sostenible
No entraré hoy en el abrupto análisis de lo sostenible, cuestión a la que ya me dediqué en otro de mis recientes ataques de histeria. Hoy el tema es otro. Hoy otorgamos un galardón.
Si la Ley de Presupuestos supone un auténtico desastre económico para este país -que lo es, pues ya parte de premisas superadas por la realidad-, y aún así ha obtenido el apoyo de otros grupos parlamentarios (aunque cierto es que poderoso caballero es don dinero), imagínense el nivelazo que debe tener el trabajo legislativo de la Sra. Sinde para que no haya recabado el apoyo de nadie, incluso después de 10 horas de arduas negociaciones durante toda la jornada de ayer. Solamente el de los diputados del PSOE que, obedientes hasta la náusea, serían capaces de votar a favor su propia pena de muerte si fuera el gobierno quien les pusiera en tal tesitura.


La ministra González-Sinde, este ser que entiende la cultura como una mera industria cuyo objetivo primordial es colocar en casa a los artistas y a entidades pseudomafiosas como la $GAE; esta señora a la que no se le conoce más gestión cultural que la relacionada con los derechos de autor (como si no existieran más problemas en la cultura), ha hecho el gilipollas repetidamente. Y me explico. 
Primero, aceptando un nombramiento para el que estaba inhabilitada por flagrante incompatibilidad, pues era accionista mayoritaria de una sociedad de promoción cultural que hincaba graciosamente el diente -o aspiraba a ello, oye- en el pastel subvencional (bien es cierto que luego puso el paquete a nombre de algún familiar de tercer grado, con lo cual, muerto el perro se acabó la rabia, o el que hizo la ley hizo la trampa...).
Después, no sólo no poniendo coto a decisiones anteriores tan sectarias como increíbles, sino fomentándolas (como el definitivo desguace del Archivo General de la Guerra Civil de Salamanca).
Posteriormente, con el ridículo internacional del canon digital, que ha acabado en una sentencia anulatoria dictada por el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas (que la SGAE deliberadamente incumple); y por último, con una derrota parlamentaria que ha hecho sonrojarse a todo el grupo socialista. Pero por si todo eso no fuera poco, la tía saca pecho (dentro de lo que cabe) y anuncia orgullosa que ella no piensa dimitir. Pues mejor, así nos reiremos más.


Decididamente -y prescindiendo de la alergia que personalmente le tengo-, se ha ganado por méritos propios el título de Gilipollas del Mes


Feliz año nuevo, Sra. Sinde.





"-Sra. Ministra ¿ha pensado en dimitir?
-No, no he pensado en dimitir ¿y usted ha pensado en dimitir? (al periodista)."
Todo un talante.





(Nota: el autor del presente comentario es autor -valga la redundancia-, con varias obras publicadas, está radicalmente en contra del canon digital, descarga de internet (a través de páginas P2P de intercambio de archivos) lo que quiere y más -eso sí, para uso personal y sin ánimo de lucro- y no necesita ninguna reina del sectarismo que defienda -presuntamente- sus derechos de autor. Que ya se los defiende él solo).




2 comentarios:

LAS RUINAS DE ISENGARD dijo...

Por cierto, que se me pasaba por alto. La disposición fundamental que pretendía introducir en la Ley esta señora era la posibilidad de cerrar páginas web sin mandato judicial, con una simple resolución administrativa. Viva la democracia y viva la libertad de expresión. Y viva la Constitución, que en su art. 20 señala:
"Artículo 20.
1. Se reconocen y protegen los derechos:
-A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.
-A la producción y creación literaria, artística, científica y técnica.
-A la libertad de cátedra.
-A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La Ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades.
2. El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa.
3. La Ley regulará la organización y el control parlamentario de los medios de comunicación social dependientes del Estado o de cualquier ente público y garantizará el acceso a dichos medios de los grupos sociales y políticos significativos, respetando el pluralismo de la sociedad y de las diversas lenguas de España.
4. Estas libertades tienen su límite en el respeto a los derechos reconocidos en este Título, en los preceptos de las Leyes que lo desarrollan y, especialmente, en el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia.
5. Solo podrá acordarse el secuestro de publicaciones, grabaciones y otros medios de información en virtud de resolución judicial."

Adriana Fritzenwalden dijo...

Solamente el de los diputados del PSOE que, obedientes hasta la náusea, serían capaces de votar a favor su propia pena de muerte si fuera el gobierno quien les pusiera en tal tesitura.

BRUTAL!!!!

Nada más que añadir, muy merecido galardón. Me levanto de mi asiento de espectadora y aplaudo... Casi se me cae una lágrima con su discurso de agradecimiento