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martes, mayo 25, 2010

PURA POESÍA

Me disculparán mis lectores (y sobre todo mis lectoras) si hoy demuestro una pereza inusual, una vagancia injustificada pero no injustificable, en fin, una abulia sin parangón. Después de tragarme el "decreto de medidas", ese en el que a algunos privilegiados nos recortan el sueldo o a otros parásitos de la sociedad les congelan la pensión por la cara mientras el BOE del 25/05/2010 (coño, el de hoy) publica el próximo reparto de otros setenta millones de euros (70.000.000 €) en subvenciones para los inmigrantes y sus velos; después de ver al presidente de la autonomía catalana Sr. Montilla exigir en el Senado que se disuelva de forma inmediata el Tribunal Constitucional; después de ver cómo el Senado se gasta 6.500 euros (en un día) en traductores para que los políticos españoles puedan entenderse entre ellos, y en particular puedan entender en castellano a un político andaluz que habló en catalán aunque su lengua materna es el castellano (mientras en muchos juzgados se tienen que suspender vistas públicas por falta de traductores para poder entender a procesados o testigos extranjeros); y después de ver al Gobierno amartillar la pistola, presto a disparar próximamente un tiro en la nuca del Tribunal Constitucional a base de dar su visto bueno a los dos candidatos propuestos por el PP (los mismos a los que lleva años bloqueando) para inmediatamente después recusarlos y así poder obtener una sentencia favorable al Estatuto catalán, importándole una mierda desprestigiar a una institución básica del Estado, y todo ello por un puro interés electoral, ya que el Sr. Montilla no es que tenga las encuestas de las elecciones catalanas en contra, es que directamente se ha caído de ellas.
Después de todos esos avatares que no tienen nada de azul, me van a permitir respirar hondo, tirar de fuentes externas y dedicar la tarde de hoy a tocarme los cojones. Ya que el país parece que se va a la mierda, no quiero que me pille trabajando.
Así que les voy a transcribir un artículo, bastante original, por cierto, de un periodista que -digámoslo claramente- aunque he de reconocerle bastante ingenio, no es pájaro de mi devoción, porque se le suele ver la cresta a kilómetros. Así que citaré la fuente no sea que me caiga una demanda, que no están las cosas como para incurrir en gastos judiciales innecesarios. Bromas aparte, he de decir que hoy, la verdad, me rindo a sus pies, porque ha sabido fundir la poesía, la crítica política y el sentir de la mayor parte de la ciudadanía como el bronce de una escultura. Se trata de Alfonso Ussía, que le escribe una carta la mar de sentida a la excelsa cantante Doña Sonsoles Espinosa. Con este copia y pega y con toda la cara del mundo (que en este país el que no le echa morro no se come nada), me despido de mis fans hasta que me de la próxima náusea, que al paso que va esto, no creo que tarde mucho.
Dice así:

Abrir la jaula

Usted tiene mucho poder en su mano, señora Sonsoles. Más aún que en su garganta. Se siente, o así lo han afirmado sus allegados, presa en la jaula de oro, como la calandria de la ranchera que cantaba José Infante. Ábrala y vuele con su gorrioncillo, que no se ha conocido en España pájaro más dañino, inútil e innecesario. Escape de La Moncloa, señora Sonsoles, que dos años más en la jaula de oro son demasiados para usted, para la jaula, para el oro, para el gorrión y para España. 
A usted, señora Sonsoles, no hay que abrirle los ojos. Su deber es callar y soportar en silencio su prisión y sus vivencias. Una cosa es el amor primero y el cariño posterior, y otra muy diferente la invidencia. Parece usted sensible e inteligente, y por ello, no se me ocurre pensar que su amor por el gorrión es ciego. Si usted hablara y contara lo que ha visto y vivido en La Moncloa millones de españoles haríamos cola en los aeropuertos, las estaciones y las fronteras para salir de España. 
Abra la jaula y vuele, pero no se marche sola. Si fuera usted la única en volar, nada se arreglaría. Convenza al gorrioncillo. Explíquele en los minutos previos al sueño reconfortante de cada día, minuciosamente y sin tapujos, que su rotundo fracaso es el de todos, que sus frivolidades a todos nos arrastran, que sus rencores y resentimientos nos envilecen, que sus mentiras nos humillan y que su incompetencia nos abruma. 
A los que le han votado y a los que no, a los que han confiado en él y a los que vimos desde un principio que era un panoli con una capacidad infinita para provocar desastres. Dicen que el pájaro espino canta minutos antes de morir. Que presiente el final. Y canta y se muere. Su gorrión no es tan intuitivo. Y cuando cante, quizá ya sea tarde. Y serán muchos los españoles a los que, morir o no, les importe un bledo, porque tendrán las arcas vacías, los ahorros calcinados, los futuros negros y las esperanzas hundidas. Su gorrión, señora Sonsoles, tan insignificante comparado con el daño que ha hecho, no puede seguir en la jaula de oro que a usted mantiene presa. 
Sea valiente. Sólo usted, si no es falsa su angustiosa sensación de prisionera, es capaz de convencerlo. Póngase en nuestro lugar, tan lejano al dorado penal de La Moncloa. Póngase en el sitio de los cinco millones de parados que ha creado la infumable política económica de su gorrión. Métase en la piel de los que creyeron que España había curado sus pasadas heridas y hoy se encuentran con la agresión y el insulto de los ambientes previos a la Guerra Civil. 
Huya, vuele, recupere la libertad, y hágalo en compañía, sabedora que su huída, su vuelo y la recuperación de su libertad significa el retorno de la esperanza para millones de desesperanzados. 
Además, señora Sonsoles, que estoy seguro de su gratitud. Cuando hayan escapado de la jaula de oro, su gorrión le agradecerá su impulso. Fíjese en su rostro y su expresión. Apenas sonríe. Ya no es el alegre gorrión sonriente de la juventud. Ha sido tan mal gobernante, señora Sonsoles, que hasta él mismo se siente amargado. Pero necesita de su empujón. 
Empújelo suavemente, con mimo. «Vuela conmigo, cariño de mis atardeceres», dígale con dulzura. 
Y escapen de la jaula de oro, la calandria y el gorrioncillo, para que los españoles podamos despertarnos de esta pesadilla. 
Hágalo sin tardanza, señora Sonsoles. 
Se lo diré como Churchill a los aviadores de la RAF. Nunca tantos le deberán tanto a tan pocos. 
A usted, señora Sonsoles, se lo deberemos sólo a usted.



1 comentario:

Veckia dijo...

Muy bueno Ussia, en su estilo...